Summarize this content to 2000 words in 6 paragraphs in english En los almacenes de las cooperativas aceiteras se han apilado en los primeros meses del año miles de palés de garrafas destinadas a cruzar el Atlántico. La misma imagen se repite en el sector del vino, cuyas exportaciones a Estados Unidos se han disparado en ese mismo periodo. No se trata de simples pedidos, sino que ha sido parte de una estrategia acelerada, anticipándose a lo que parecía inevitable y que se convirtió en realidad esta semana: el aumento arancelario del 20% impuesto por EE UU a los productos provenientes de la Unión Europea. La dinámica observada en estos dos sectores, sin embargo, no se extiende a otras industrias. El sector de la automoción, el cárnico y el metalúrgico no perciben un aumento del stock en destino, mientras que el farmacéutico observa repuntes moderados en sus ventas, pero dudan que pueda estar vinculado a la guerra arancelaria. Si se atiende solo a los datos de enero, “los productos que experimentaron el mayor crecimiento en sus exportaciones en términos interanuales han sido las bebidas, los productos farmacéuticos y las máquinas y aparatos mecánicos” afirma Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores.Aceite, vino y jamónEntre enero y marzo, decenas de empresas del sector oleícola han redirigido su logística, adelantado exportaciones hacia Washington con el objetivo de colocar en el mercado hasta el equivalente al primer semestre de ventas, antes de que la nueva política comercial golpee con fuerza. “Sabemos que ha habido un aumento de las ventas de aceite de oliva envasado a Estados Unidos. En enero hubo un aumento de 5.000 toneladas en las importaciones. Y aunque no tenemos los datos de febrero y marzo, probablemente hablemos de cifras similares, lo que significa un total de 15.000 toneladas”, explica Rafael Pico, director de la Asociación Española de la Industria y Comercio Exportador de Aceites de Oliva y Aceites del Orujo (Asoliva). Esta cantidad cubre, en su opinión, hasta seis meses de acopio, asegurando la disponibilidad del producto español en los supermercados estadounidenses a espera de que Bruselas negocie con EE UU una rebaja en la tasa impositiva que, de mantenerse como está ahora, entraría en vigor el 9 de abril.Un expositor de aceite de oliva español en la feria de comida Fancy Food Show en Nueva York (EE UU). Foto de archivo.
Jorge Fuentelsaz (EFE)En un escenario similar se encuentra el sector vinícola. ”Hablamos de meses de colchón, quizá hasta de seis en los casos de las empresas pequeñas. En el caso de las grandes, el tiempo de cobertura es menor porque hablamos de grandes cantidades y es imposible que se haga un envío y acopio tan alto”, detalla Pedro Ferrer Noguer, presidente de la Federación Española de Vino. Al igual que el resto de sectores, por el momento no tiene los datos de exportación sobre febrero y marzo, pero insiste en que durante enero ya hubo un incremento en las ventas a EE UU y es “lógico que ante los potenciales problemas arancelarios, la dinámica se haya mantenido”. El envío masivo, en cualquier caso, no es suficiente para que las bodegas españolas hayan podido vender todo el vino que importan al mercado estadounidense en un año, por lo que no es una solución al problema en el medio plazo.El sector cárnico, por el contrario, no ha experimentado una dinámica de aprovisionamiento debido a las propias características del alimento. “En otros productos agroalimentarios españoles como el vino se ha podido notar más porque son productos no perecederos y se pueden almacenar, en productos cárnicos en general -jamones y embutidos-, esa regla de tres no se puede aplicar porque son productos perecederos y el mercado solo puede absorber los alimentos que los importadores hacen llegar en flujos normales”, explica Giuseppe Aloisio, director general de Anice. Aunque por el momento no ha habido un impacto significativo en el sector, ve posible una reducción en las ventas del mercado estadounidense, que el año pasado alcanzaron los 41,6 millones de euros. Sin embargo, la preocupación del sector no es solo el impacto económico directo, sino también el cambio en la percepción del consumidor estadounidense. En opinión del experto, existe el riesgo de que los nuevos aranceles “generen una psicosis” que lleve a asociar los productos europeos con precios excesivamente altos y pierdan cuota de mercado.Sin movimientos en la automoción y el metalDonde tampoco han notado un aumento en el stock de momento es en la industria de la automoción, que está especializada en el just in time (justo a tiempo), el sistema que impusieron los ingenieros de la marca Toyota a sus proveedores para ahorrarse los costes de almacenamiento. La pandemia modificó esta dinámica al colapsar las cadenas logísticas, pero aun así los recursos con los que cuentan los almacenes para afrontar imprevistos de corto plazo no suelen contemplar más de un mes.Fuentes del negocio especifican que el suministro de componentes se realiza en la línea de ensamblaje final de los vehículos, en la propia fábrica de la marca de turno. En el caso de EE UU, la industria tiene un importante volumen de compra de piezas que se producen en México con costes salariales más bajos, lo que permite ofrecer un precio de compra por automóvil más bajo. Esto también estaría condicionando que las exportaciones nacionales no varíen. Por otra parte, el aprovisionamiento en la industria de automoción es caro. La mayoría de las fábricas de automóviles pueden producir más de mil vehículos al día y bastante tienen con solventar su expedición fuera del propio centro. Tenerlos estacionados dentro del complejo resulta caro, por lo que antes de llegar a esta situación, las marcas prefieren parar la planta. Hay que considerar además que el almacenaje en este sector es integral, por lo que no basta con una pieza, hay que tener todos los componentes que conforman el automóvil.Imagen de Corta minera Cerro Colorado.Laura Ramírez (EFE)El sector metalúrgico se enfrenta a una situación parecida, aunque por distintas razones. Entre ellas destaca el hecho de que se trata de una industria que está obligada por ley ―la llamada American Buy Act―a crear factorías, comprar material o generar empleo en suelo estadounidense. Por otra parte, el año pasado España exportó proyectos en concepto de bienes de equipo por valor de unos 6.200 millones, donde predomina el conocimiento de ingeniería y no el artículo, por lo que es difícil generar un aprovisionamiento, según el análisis hecho por la Confederación Española de Organizaciones Empresariales del Metal (Confemetal). En cualquier caso, hay algunas áreas especialmente sensibles, pero se desconoce si ha habido un repunte en el stock. Se trata de las ventas de hierro y acero, bienes de consumo duradero, joyería y relojes.Dudas en el sector farmacéuticoEl sector farmacéutico reconoce un aumento en las exportaciones hacia Estados Unidos en enero, pero niegan que se pueda llegar a una conclusión a partir de ese dato porque la cifra fue más baja que en el último trimestre de 2024. Insisten además en que el gran auge de las ventas a terreno americano ocurrieron el año pasado, cuando se alcanzaron los 1.145 millones de euros, el doble de lo registrado en 2023. Se puede inferir que tampoco ha habido un aumento en las exportaciones porque, hasta ahora, no hay un arancel sobre estos productos. Sin embargo, la industria se mantiene alerta ante cualquier ataque por parte de Trump, que ya ha manifestado en distintas ocasiones su incomodidad sobre el acuerdo vigente al 0%, lo que se ha traducido en la no actualización de la lista de principios activos exentos. Estados Unidos representa el 6,2% del total de las exportaciones de la industria farmacéutica española.En enero, la industria del calzado también ha registrado un aumento en las ventas hacia el mercado estadounidense, pero se trata de un repunte sobre el valor, que se extiende además a otros países, por lo que no se puede vincular a la política comercial disuasoria del republicano. En concreto, en el primer mes del año se exportaron 352.535 pares por valor de 17,7 millones de euros. Respecto al mismo mes de 2024, estos datos reflejan una caída en volumen del 12,6% pero una subida en valor del 12,2%.En cualquier caso, el presidente del Club de Exportadores insiste en que la información disponible para 2025 es limitada, por lo que cualquier análisis sobre la tendencia es preliminar y podría cambiar. Recuerda además que, según la Encuesta de Coyuntura Económica de la Exportación, se esperaba un aumento de pedidos en el cuarto trimestre, pero tampoco hay todavía suficiente información para confirmar si las empresas efectivamente se adelantaron a la llegada del republicano a la Casa Blanca en ese periodo.Además del envío adelantado de mercancías, los expertos reconocen que las empresas están adoptando otras estrategias, entre ellas la diversificación de mercados hacia Asia, Oriente Medio o América Latina para reducir su dependencia del mercado estadounidense. Además, están renegociando acuerdos con socios del otro lado del Atlántico para repartir el impacto de los aranceles, evaluando la relocalización estratégica de operaciones hacia terceros países.Con información de Javier Vadillo