Summarize this content to 2000 words in 6 paragraphs in english 17 de octubre de 2024. Una empresaria enfadada envía un correo electrónico a Aduanas. Se llama Vilma Janet Águila y es la dueña de Abadix Fruits, una compañía de Alicante supuestamente especializada en la importación de fruta desde Sudamérica. “No puede ser que de media los contenedores estén 2-3-4 semanas en el puerto desde la llegada. Estamos hablando de fruta perecedera (NO DE CLAVOS NI TORNILLOS) [sic]. Cuando le llega la fruta a nuestros clientes, tan madura, no nos pagan lo acordado, pues la calidad no corresponde a lo negociado”, escribe en el email, donde se esfuerza para mostrarse indignada y anuncia que renuncia a recoger la carga del contenedor TCLU1210545, que había llegado a Algeciras unos días antes: “¡NO AGUANTAMOS MÁS ESTA SITUACIÓN!”, se queja en mayúsculas en el texto, firmado junto a su pareja, José Miguel Berenguer.El correo electrónico enviado por Vilma Janet Águila, según consta en el sumario abierto en un juzgado de Algeciras tras la interceptación del contenedor, al que tuvo acceso EL PAÍS. En realidad, según señala la Policía Nacional, poco les importaba a ambos las bananas que transportaba ese container. Según los investigadores, cuando el matrimonio envío ese email, su principal objetivo era tratar de desvincularse de la otra mercancía que se ocultaba entre la fruta, pues ya sabían que las autoridades la habían encontrado y la vigilaban a la espera de que alguien fuera a recogerla: 13 toneladas de cocaína, el mayor alijo de esta droga incautado en la historia de España —“Está saliendo para aburrir”, comentó un agente durante el recuento de fardos—. Entonces, los dos ya se imaginaban la que se les venía encima, al igual que su supuesto jefe.El rastro de este alijo permite cerrar el círculo de una de las operaciones antidroga de mayor trascendencia mediática de los últimos años. Los investigadores han encajado buena parte de las piezas del puzle, que conducen desde los dueños de Abadix Fruits hasta el español Ignacio Torán, fichado desde los noventa por tráfico de drogas y a quien los investigadores sitúan ahora en la cúspide (al menos, en España) de un grupo dedicado a la importación de cocaína desde Sudamérica. Este supuesto capo del narco, además, tenía presuntamente a su servicio a Óscar Sánchez, el jefe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional detenido en noviembre y a quien incautaron cerca de 20 millones de euros en su despacho y domicilio (varios de ellos, emparedados).El alijo de Algeciras, cuyo valor en el mercado puede superar los 700 millones de euros, evidencia los roles que cada imputado desempeñaba y las ingentes cantidades de dinero que manejaban. La empresa ecuatoriana Quality-Ecuatoriana S. A. envío el contenedor con la droga. Lo debía recibir Abadix Fruits, una compañía tapadera encabezada por una pareja (Vilma Janet Águila y José Miguel Berenguer) que se movía a las órdenes de Torán, que era el responsable realmente de ese encargo de estupefacientes, según los informes policiales. A su vez, la red contaba con el apoyo de Óscar Sánchez, que introducía en las bases de datos policiales los términos clave que le permitían saber si otras unidades investigaban a alguno de sus protegidos —entre muchos otros, había dado de alta en el sistema los términos ‘Abadix’ y ‘Berenguer’—. Y, es más, Asuntos Internos sostiene que, después de que el contenedor con los 13.000 kilos fuese interceptado en la ciudad gaditana, dio el soplo a la banda, lo que facilitó la huida de Vilma Janet Águila y José Miguel Berenguer.A la izquierda de ambas imágenes, Vilma Janet Águila; y a la derecha, José Miguel Berenguer, captados por las cámaras de seguridad de un hotel de Madrid el pasado octubre.De hecho, las pesquisas revelan el papel fundamental que jugó el inspector jefe, que tuvo conocimiento de la intervención del contenedor a las cuatro de la tarde, apenas unos minutos después de su apertura. Así lo atestiguan dos vídeos con la mercancía interceptada encontrados en su teléfono móvil. Empezaron en ese momento días de agitación para el policía, que por primera vez desde que comenzó su supuesta colaboración con el narco, en 2019, veía cómo algo se escapa de su control. Poco antes de las seis de la tarde, uno de sus subordinados lo llamaba. “Está saliendo una barbaridad de coca”, le dijo su subinspector.El método que usaba Sánchez para proteger a los miembros de la organización consistía en introducir nombres, teléfonos y números de contenedor en las bases de datos policiales. Si otro grupo de investigación también los incorporaba al sistema, al inspector jefe le llegaba una alerta y podía informar a sus protegidos. Sánchez había dado de alta el contenedor de las 13 toneladas el 7 de octubre, una semana antes antes de su apertura. En la conversación con sus subinspector, se mostró especialmente interesado en si el que se ha abierto era el que tenía como destino Abadix, en Alicante. Subordinado y jefe comentaron varias veces que no estaban informados de que ese contenedor se iba a inspeccionar, ya que la iniciativa del análisis del cargamento había partido de Vigilancia Aduanera. Por este motivo, había escapado a su control.El contenedor que albergaba el mayor alijo de cocaína incautado en España, en el momento de su apertura.En este frenesí de llamadas, Sánchez conversó también con su superior en la Brigada Provincial de Madrid. Este le informó de que había hablado con la Brigada Central de Estupefacientes y que ellos se habían hecho cargo, junto con Aduanas, de la inspección y la entrega controlada de la mercancía. Sánchez se indignó entonces porque sus compañeros de la Central no habían introducido el número del contenedor en las bases de datos y, por tanto, no le había saltado la coincidencia. Este era su mecanismo para poder avisar a sus protegidos si iban a ser detenidos. “Sin hablar con nadie, sin nada de nada. Con dos cojones”, espetó Sánchez contra la actuación de sus compañeros. Esta indignación contiuó al día siguiente, cuando volvió a hablar con su comisario de sus compañeros de la brigada central: “Se han metido de manera muy guarra”.Los dos móviles de Sánchez fueron un ir y venir de conversaciones. Dos días después de la apertura del contenedor, comunicó a Ignacio Torán, el líder del entramado, que el alijo fue descubierto porque “se chivaron el mismo día” desde Ecuador. Torán replicó que puede que fuesen “las tres letras”, en relación a la DEA, la agencia antidroga de Estados Unidos y casi exigió al policía pruebas de que la filtración había llegado desde Ecuador.El auge de la cocaínaEl sumario sobre el contenedor TCLU1210545, abierto inicialmente en un juzgado de Algeciras y al que tuvo acceso EL PAÍS, también arroja más luz sobre una parte del oscuro negocio del narco que trae de cabeza a las autoridades. En estas pesquisas confluyen tres factores que han hecho saltar las alarmas en los últimos años: el auge del tráfico de cocaína (Fiscalía ha avisado de que las incautaciones se han multiplicado y que España se erige como el tercer país europeo que recibe más droga de este tipo); el papel de los puertos como principal vía de entrada de este estupefaciente; y la implicación de policías o guardias civiles corruptos, vendidos al mejor postor. Para más inri, la ruta utilizada no sorprende. En su última memoria, el ministerio público señaló la “relevancia” del puerto de Guayaquil como punto de “salida de cocaína” hacia Europa y, paralelamente, puso el foco en la instalación gaditana como una de las principales puertas de entrada de la mercancía, junto a los puertos de Valencia y Barcelona.Fotografías de parte de los paquetes con distintos logotipos que contenían los 13.000 kilos de cocaína interceptados en Algeciras, según consta en el sumario.Precisamente, los miembros de la banda encabezada por Ignacio Torán ya habían usado antes el puerto de Algeciras para sus tejemanejes. En varios informes, los agentes subrayan que allí se interceptó otro contenedor con 1,6 toneladas de cocaína en mayo de 2021, que viajaban ocultas en un contenedor con piñas a nombre de la empresa Trapani Export. Tras esa sociedad se situó a José Luis López Rodrigo, que trabaja a “las órdenes de Torán”, y ese cargamento se vinculó también con Alejandro Salgado, alias El Tigre, un narco español asentado en Dubái. Los investigadores no pudieron capturar entonces a López Rodrigo porque, según mantienen, Óscar Sánchez ya operaba bajo la tutela de la organización y le dio el chivatazo que le permitió huir. López Rodrigo permaneció en busca y captura un año, hasta que en 2022 se presentó en dependencias policiales y quedó en libertad —el pasado 8 de noviembre sí fue detenido y, finalmente, enviado a prisión provisional—.Esa coyuntura provocó que Trapani Export quedara marcada y Abadix Fruits la sustituyó “como vehículo principal para que la organización dirigida por Torán” introdujera “los cargamentos de cocaína en España”, según consta en una resolución firmada por el magistrado Francisco de Jorge, responsable del Juzgado Central de Instrucción 1 de la Audiencia Nacional, que investiga al grupo criminal de Torán y sus vínculos con el jefe de la UDEF. Los miembros de la trama habían constituido Abadix Fruits en 2018. Vilma Janet Águila figuraba como su principal socia, con el 98% de las participaciones. Su hermana Flor Celina poseía el 2%. Y José Miguel Berenguer, pareja de Vilma, era el “comercial principal”.El matrimonio era “gente normal”, según los define el propio Torán, que supuestamente los captó en 2018. En las vigilancias a las que los sometió la Policía en 2024, apenas se les ve salir de su chalet en El Campello (Alicante), más que para llevar a su hija al colegio. Las organizaciones de narcos usan empresas hortofrutícolas para enmascarar su actividad ilegal porque disponen de rutas consolidadas, pasan más desapercibidas en aduanas por su experiencia previa y además las frutas tropicales son los productos más importados por España desde Latinoamérica. En las conversaciones intervenidas, Berenguer se muestra como un tipo cumplidor con su jefe Torán. “A tu disposición”, “Lo que tú digas, no te preocupes”, le dice el falso empresario al líder de la red en una charla en 2020.En los días posteriores a la intervención del alijo, la organización estaba nerviosa porque acaban de perder mucho dinero en su gran golpe, orquestado desde hace meses. Berenguer, de Abadix Fruits, le da a Torán el número de teléfono de su hija para que “cuide de ella” previendo una fuga o una detención. “Es un peliculero, ni que fuera a Guantánamo”, minimiza el inspector jefe. Sin embargo, Torán muestra su preocupación por el posible arresto de Berenguer: “Ya no se puede hacer nada. Vaya mierda. Haber [sic] si se porta bien”. “Me preocupa”, responde Sánchez en referencia a la posibilidad de que el falso empresario valenciano dé información a la policía.Desde la izquierda, Óscar Sánchez e Ignacio Torán, en uno de sus encuentros captados por los investigadores.El 24 de octubre era el día señalado para detener a José Miguel Berenguer y Vilma Janet Águila, pero, gracias al soplo de la organización, ya se habían marchado. Cuando la Policía llegó a una de sus viviendas, coincidió con dos hermanos de él, que vivían en domicilios cercanos. Uno de ellos relató a los agentes que hacía años que no se hablaba con su familiar.—Ya sabía yo que las piñas no daban tanto… —comentó este hermano sobre el alto nivel de vida del matrimonio, que permaneció fugado hasta que se entregó a la policía este marzo.Anulada la prisión provisional de ToránEl juez instructor Francisco de Jorge envió a Ignacio Torán a prisión provisional tras su detención el pasado noviembre, pero la Sala de lo Penal ha aceptado recientemente el recurso presentado para declarar nula esa decisión. El tribunal entiende que se vulneraron sus derechos, ya que el magistrado no facilitó a su abogado los “elementos esenciales” de las acusaciones que constaban contra él debido a que la causa se encontraba entonces bajo secreto de sumario, lo que impidió que pudiera ejercer su defensa de manera adecuada.