Summarize this content to 2000 words in 6 paragraphs in english Ahora que la crispación política se entretiene con los efectos de la catástrofe en Valencia y con el recuerdo de la muerte del caudillo en 1975, me apetece hablar de Cataluña. Y no es que me parezca menor el asunto de la escandalosa gestión política de la dana o le reste importancia a la muerte del dictador, un acontecimiento que facilitó los difíciles caminos de la democracia. Bendita muerte aquella. Pero es que me apetece decir que no echo de menos el griterío sobre Cataluña, Puigdemont y la ruptura de España, preocupaciones con las que los enemigos de los servicios públicos y la justicia fiscal alimentan la crispación política. Ahora que están entretenidos con otros temas, me gusta hablar con esperanza de Cataluña y de su situación actual. Porque hemos vivido momentos graves en relación con Cataluña, algo doloroso para los que amamos aquella tierra. Y las dificultades no son una novedad, como saben los lectores de Unamuno, Ortega y Azaña. Por eso conviene celebrar una realidad que, piense lo que piense cada cual, es hoy mucho más habitable.Los que creemos que el independentismo no es bueno para el desarrollo de la democracia social española, ya sea en Barcelona o en Madrid, tenemos motivos de satisfacción al comprobar que la Presidencia de la Generalitat está ocupada por un político socialista contrario al independentismo. Al mismo tiempo, es muy de agradecer un Gobierno español que no quiere sacar ventajas electorales a través de las ofensas contra los catalanes y el catalán. No son detalles menores después de todo lo que hemos vivido. Mientras los patriotas españoles encendían el fuego independentista, los independentistas alimentaban el orgullo del catalanismo para degradar los servicios públicos catalanes a través de sus políticas. Por eso celebro esta nueva situación en la que ya casi se puede hablar con tranquilidad y libertad de Cataluña. Las cosas se están haciendo bien.
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