Summarize this content to 2000 words in 6 paragraphs in english Las sobrecogedoras imágenes de la dana a su paso por la Comunidad Valenciana, con lenguas de agua incontrolables arrasando las calles y amontonando coches y contenedores en cruces y aceras, no son nuevas para los vecinos de Alcalá de Guadaíra (Sevilla). El desastre de estos últimos días les ha recordado la pesadilla que vivieron hace justo 17 años, cuando el 2 de octubre de 2007 unas lluvias torrenciales, acompañadas de una inusitada granizada y vientos de hasta 100 kilómetros por hora, convirtieron su calle principal en un río que arrastró a personas y vehículos, anegó viviendas y destrozó comercios. Provocó la muerte de dos mujeres, una veintena de heridos y daños materiales valorados en 31 millones de euros. Casi dos décadas después, sus 76.829 habitantes no han temido que la llegada de la dana más devastadora del siglo en España pudiera repetir esa tragedia. En este tiempo el municipio se ha preparado para evitarlo, invirtiendo en una importante infraestructura hídrica para paliar los riesgos derivados de su orografía y garantizar la seguridad de sus ciudadanos.La configuración de las calles de Alcalá de Guadaíra, una localidad enclavada en una colina, es de valle fluvial, de manera que la arteria principal va recogiendo el agua que viene de las zonas más altas, funcionando como un gran aliviadero. En 2007, cayeron en el centro del municipio 80 litros por metro cuadrado en 15 minutos, combinados con el vendaval y, sobre todo, con un granizo de hasta 40 centímetros de grosor que obstruyó las alcantarillas impidiendo la evacuación del agua. La vaguada natural que formaba la calle La Mina, en el corazón del ayuntamiento, se convirtió en un torrente de más de un metro y medio de agua que devastó el centro urbano.“En los últimos años hemos acometido la rehabilitación de la calle La Mina y la mejora de las infraestructuras de saneamiento, abastecimiento de recogida de aguas pluviales de la ciudad”, explica la alcaldesa de Alcalá de Guadaíra, Ana Isabel Jiménez. Esa obra consiste en la canalización de las aguas pluviales a través de un tubo de 2,3 metros de diámetro, una infraestructura que, en su primera fase, ha supuesto una inversión de 4,4 millones de euros, de los que 3,2 provienen del Ayuntamiento y el resto de Emasesa, la empresa pública de gestión del agua en la provincia de Sevilla. “La obra ha sido de una gran complejidad porque la ciudad está dotada de galerías subterráneas de agua que han dificultado la rehabilitación”, añade.Obras para la canalización de las aguas pluviales de Alcalá de Guadaíra. / AYUNTAMIENTO DE ALCALÁ DE GUADAÍRAEse inmenso tubo está conectado con el resto de la red de saneamiento de Emasesa y “funciona como un pequeño tanque de tormenta”, en palabras de la alcaldesa, que recoge el agua de prácticamente toda la ciudad. “Es como un embudo, con la nueva infraestructura y sus dimensiones, lo que hemos hecho es agrandar el tubo final de ese embudo”, ilustra.La eficacia de esta nueva canalización ya se ha dejado sentir. “Antes cada vez que llovía intensamente, lo normal es que los garajes y locales de las calles principales de la ciudad se inundaran y desde que se ha acometido la obra, eso ha dejado de pasar”, explica Jiménez. La regidora incide en que esta obra es estratégica y esencial para garantizar la seguridad de los vecinos y evitar tragedias similares a la de 2007.La primera fase de esta obra se acometió entre 2019 y 2023. A los 300 metros de longitud de este primer tubo se le van a incorporar 800 metros más que unirán el final de esa canalización con la plaza Cervantes. Además de seguridad y comodidad para sus vecinos, esta nueva infraestructura ha permitido sumar un elemento más a la oferta turística alcalareña, que pasa por su imponente castillo del siglo XII. Se trata del único molino subterráneo de España, que siguió en funcionamiento hasta mediados del siglo XX. Se ha rehabilitado aprovechando las actuaciones y se puede visitar.
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